Un diseño de hospitales práctico
El diseño de los hospitales evoluciona a la par que la tecnología, la protección y la seguridad.
Los hospitales son estructuras complejas, con áreas públicas y privadas, pabellones y laboratorios, servicios hospitalarios y ambulatorios. ¿Cómo diseñan hospitales los arquitectos para aumentar la confianza de los pacientes y mejorar la eficacia del personal?
Lo primero es establecer el recorrido que seguirán pacientes, personal y materiales por el edificio.
“Si eres un arquitecto y vas a diseñar un hospital, es necesario crear organigramas antes de trazar la primera línea. Tienes que comprender qué ocurre, dónde y cómo.” Son palabras de Sharon Woodworth, arquitecta sénior de Anshen + Allen en San Francisco. Woodworth lleva más de 20 años trabajando como arquitecta de centros de salud y ha participado en proyectos de todo el mundo, desde las Filipinas al Reino Unido.
“Conseguir un flujo óptimo parece sencillo”, dice Woodworth. “Pero no lo es.” Es importante que el flujo de tráfico evite las zonas de mayor seguridad.
“La regla de oro de la seguridad es que las zonas más protegidas, como las salas de creación de imágenes, deben diseñarse como si fueran un callejón sin salida”, afirma. “Debe evitarse cualquier tráfico no deseado por esas zonas, aunque sea de paso. Solo funcionarán como destino final y, a poder ser, con un punto de entrada doble o un vestíbulo intermedio.”
Control de pacientes por RFID
El diseño de los hospitales, especialmente el de las áreas de servicios hospitalarios, va evolucionando a la vez que la tecnología. Por ejemplo, en un principio las salas de enfermeras estaban diseñadas y situadas para servir como punto de control.
“Allí las enfermeras estaban en una posición perfecta para ejercer de guardias de seguridad”, dice Woodworth. “Pero, técnicamente hablando, no hay ninguna necesidad de que existan salas de enfermeras.”
Es por ello que algunos hospitales de Estados Unidos están empezando a utilizar etiquetas de identificación por frecuencias de radio (RFID) que los pacientes llevan cosidas en sus ropas, y que las enfermeras pueden controlar desde un dispositivo móvil. Eso les permite saber en todo momento dónde está cada paciente y qué necesita.
“Con una conectividad así de completa, la enfermera puede saber quién está entrando en la unidad o quién se ha caído de la cama, gracias al sensor que el paciente lleva en su ropa”, afirma.
Las distintas necesidades de cada paciente también pueden afectar al diseño.
En el Royal Children’s Hospital de Melbourne (Australia), la prioridad se centra en el control visual de los pacientes jóvenes.
“Al ser un hospital infantil, nuestros pacientes tienen que estar controlados las 24 horas del día”, dice David Lee, oficial técnico del departamento de ingeniería. “En ese sentido, no existe la privacidad. Todo es de cristal. Hay puertas de cristal y ventanas grandes para que las enfermeras no pierdan de vista a todos los pacientes.”
Pomos difíciles de alcanzar
Otra peculiaridad del diseño, pensando en los pacientes jóvenes del Royal Children’s Hospital, consiste en colocar los pomos de las puertas a mayor altura para que los pequeños no puedan alcanzarlos.
“Por si los niños intentan salir del hospital, todos los pomos de las puertas que llevan al exterior están a 1,3 y 1,4 metros de altura”, comenta Lee. Las normativas de construcción australianas requieren que los pomos de las puertas estén a tan solo 1 metro por encima del suelo, así que el hospital tuvo que pedir un permiso especial y los pomos elevados solo se instalaron en áreas permanentemente vigiladas por adultos en caso de emergencias.
Al diseñar hospitales infantiles, los arquitectos también deben tener en cuenta que los niños casi siempre están acompañados, dice Woodworth.
“Lo que en realidad se diseña es un entorno familiar. Incluso si los niños ya son adolescentes, su familia siempre estará con ellos” afirma Woodworth. “Así que hay que adoptar medidas especiales, como crear salas de espera y entornos hospitalarios más espaciosos.”
En todo caso, ya hablemos de un centro infantil, un centro de atención a pacientes con cáncer o un hospital general, Woodworth piensa que todos los diseñadores deben tener presente que están creando un entorno para personas que, en mayor o menor medida, están incapacitadas.
En todos los entornos hospitalarios, puertas y entradas suelen ser los puntos más problemáticos para pacientes y diseñadores.
Las placas de empuje de las puertas batientes facilitarán el acceso al empleado que esté empujando una cama de paciente desde la sala de cirugía a la de reanimación. Otra solución es implantar puertas batientes automáticas con grandes botones en las paredes junto a la entrada.
Pero las puertas batientes pueden no ser la forma más cómoda de que un paciente se desplace por el hospital, opina Woodworth. “Por ejemplo, es posible que los pacientes en silla de ruedas no tengan fuerza suficiente en la parte superior de su cuerpo para abrir una puerta. Y aunque sí puedan, es posible que no les resulte fácil.”
Por esta razón, Anshen + Allen suelen utilizar puertas correderas en sus proyectos de diseño.
Pasar con facilidad
Un paso más allá es una puerta que se abra “sin manos”. El personal del hospital que lleve etiquetas RFID podrá activar un sensor y abrir cualquier puerta sin emplear las manos en ningún momento.
“Esta misma tecnología posee un valor incalculable para pacientes con escasa o mínima fuerza en la parte superior del cuerpo”, señala Woodworth. “También cuenta con una ventaja adicional de seguridad: los pacientes solo podrán acceder a algunas áreas con su tarjeta de acceso médico, mientras que el personal podrá acceder a las áreas restringidas.”
Al pensar en otros elementos de diseño que mejoren la eficacia del personal y, como resultado, el cuidado de los pacientes, Woodworth sigue una regla de oro.
“El mayor logro consiste en diseñar un espacio en el que el cuidador pueda estar junto al paciente, ya sea interno o externo, en una mesa de examinación, una cama o una mesa de operaciones.” Esto supone implementar técnicas de diseño que permitan al personal médico tener a su alcance todo lo que necesita: por ejemplo, un armario con material para las enfermeras. Con una puerta principal en la sala del paciente y otra en el pasillo, la enfermera puede permanecer junto a la cama del paciente mientras el farmacéutico introduce las medicinas en el armario.
“La enfermera tan solo tiene que darse la vuelta y coger el medicamento”, dice Woodworth. “Esa misma técnica también puede usarse en salas de urgencias y quirófanos. Y ese enfoque es el que debemos adoptar en los entornos hospitalarios, porque tiene un sentido arquitectónico.”
En resumen, dice Woodworth, un buen diseñador de hospitales debe conocer los objetivos de su cliente. “Puedes construir algo estupendo, pero si el cliente no lo necesita, ese lugar no va a funcionar como debería y, en última instancia, será un fracaso.”
Por Rachel Sa