Seguimiento en los estadios para un mayor control
La tecnología está ayudando a mejorar la seguridad de bienes y personas en los estadios de fútbol, y puede que de este modo las tragedias que han ocurrido en ellos pasen definitivamente a la historia.
Reunir a más de 60.000 personas en un estadio de fútbol no carece de riesgos. Un pobre diseño, una mala gestión y fallos en la actuación de la policía –factores que a menudo se combinan– han provocado desastres como el incendio del estadio del Bradford City en 1985, en el cual murieron 56 personas, y el desastre del estadio Heysel de aquel mismo año, en el que murieron 39 aficionados.
Pero fue el desastre de Hillsborough en 1989, en el que murieron 96 hinchas del Liverpool, lo que condujo a adoptar un nuevo enfoque de seguridad en los estadios de fútbol británicos, y después en el resto de Europa: asientos en todo el estadio, desaparición de vallas y nuevas estrategias para hacer entrar y salir a los aficionados fueron algunas de las medidas adoptadas.
“La tecnología no es ninguna panacea, pero puede aportar varias herramientas muy útiles de control y supervisión de accesos”
Hoy en día, es la tecnología lo que está haciendo que los estadios de fútbol sean cada vez más seguros. “La tecnología no es ninguna panacea, pero puede aportar varias herramientas muy útiles de control y supervisión de accesos”, dice Ben Veenbrink, asesor de la UEFA en temas relativos a estadios, quien ha aconsejado al Campeonato Europeo de Fútbol de 2012 sobre los estadios más convenientes. El principio fundamental, explica, es contar y controlar cuánta gente entra en el estadio de modo que nunca se sobrepase la máxima capacidad de aforo seguro. “Con un sistema de control de acceso electrónico conectado con la sala de control, se puede ver en tiempo real cuánta gente entra, qué índices de flujo humano hay en las barreras y cuánta gente se espera en cada sector del estadio”, asegura.
Socios del Arsenal pasando sus tarjetas
En el estadio Emirates del Arsenal Football Club (Londres), que es uno de los estadios más modernos y avanzados de la primera división inglesa, la tarjetas de proximidad permiten al director de instalaciones John Beattie hacer un seguimiento de sus subordinados, mientras la mayoría de los aficionados van pasando sus tarjetas de socio por las barreras. “La entrada ya no es más que un simple papel informativo”, dice.
Veenbrink espera que se vayan adoptando la venta de entradas online y las soluciones de acceso para los partidos de fútbol más importantes, pero también ve dificultades en esta estrategia. “Nos dirigimos a una integración completa a través de Internet, al igual que las líneas aéreas de ahora en las que uno recibe su tarjeta de embarque en su smartphone, para después acercarlo al lector y embarcar en el avión. Algunos estadios ya han hecho la prueba, y puede que con avances más recientes como RFID en teléfonos móviles, estas tecnologías se vayan imponiendo.”
“Si enjaulas a una persona, es obvio que se comportará como un animal”
El diseño y la administración también son elementos cruciales en la seguridad de bienes y personas de un estadio. Librarse de las vallas ha sido un gran paso adelante. “Si enjaulas a una persona, es obvio que se comportará como un animal”, dice Veenbrink. “Pero si los aficionados son bien recibidos, disfrutan de buenas instalaciones, tienen buena visión del campo y además hay una simpática señorita que los conduce a sus asientos, ¿por qué van a portarse mal?”
Veenbrink opina que la biometría (huellas dactilares, escaneados del iris) podría llegar a ser moneda común en grandes estadios en un futuro no muy lejano. “En algunos estadios ya se está experimentando con esto, pero al igual que ocurre con la seguridad aeroportuaria desde el 11-S, se está incomodando a todo el mundo para solventar un problema causado por una pequeña minoría”, dice. “En el fútbol hay un grupo bien conocido que es el que causa problemas, así que debemos encontrar formas de evitar que lo hagan en vez de poner vallas –físicas o de otro tipo– que molesten a los demás asistentes al partido.”
Si bien en la liga estadounidense de fútbol americano ya se han probado sistemas de reconocimiento facial, Beattie no ve tan claro su uso en estadios. “Es frecuente que los espectadores de un partido lleven bufandas y gorros”, dice. “Si en un día de frío viene alguien con una bufanda cubriéndole la boca y la nariz, ¿es a causa del frío, o porque no quiere ser reconocido?”
Densidad de público y control
Cuando la densidad de público alcanza un nivel crítico de seis personas por metro cuadrado, tiene lugar un fenómeno llamado turbulencia de la multitud. “Por encima de este umbral es muy difícil controlar a una multitud, y la probabilidad de accidentes aumenta”, afirma el experto en conductas colectivas Mehdi Moussaïd. “Así que es fundamental mantener la densidad por debajo de ese umbral crítico.”
Moussaïd y sus compañeros de la Universidad de Toulouse han desarrollado un modelo informático que, combinado con sistemas de GPS y de CCTV, podría ayudar a controlar al público de un estadio de fútbol y dar avisos en tiempo real que evitaran desastres. “Queríamos una herramienta capaz de predecir el comportamiento de una multitud partiendo de un entorno y un número de personas determinados, y de una razón por la cual estén congregados allí”, dice Moussaïd.
El modelo que han desarrollado él y sus compañeros puede servir para hacer justamente eso. “Introduces en un modelo el entorno del estadio (localización de los asientos y lavabos, cualquier cosa que motive a la gente a moverse), el número de personas que esperas y la hora a la que llegarán; y el modelo realiza una simulación.”
Así, el modelo dice a los empleados del estadio en qué puntos del estadio es posible que la densidad de público alcance niveles críticos y puedan ocurrir accidentes. “Actualizar el sistema con información de un sistema de control, como puede ser un CCTV o el GPS de los smartphones de los espectadores, te permitiría rastrear a los espectadores en tiempo real y predecir la situación con una fiabilidad que hoy en día es poco frecuente en este tipo de modelos”, dice Moussaïd.
Como ocurre con frecuencia con todo lo relativo a la seguridad de bienes y personas, en los estadios de fútbol debe haber un equilibrio entre lo estricto que se quiera ser y hasta qué punto se quiera molestar a la gente. “La seguridad personal debe ser siempre lo primero; lo siguiente debe ser un equilibrio entre la seguridad y el servicio al cliente”, dice Veenbrink. “Para manejar a los hinchas más fanáticos se necesita más énfasis en la seguridad; para la hospitalidad corporativa obviamente se necesita más énfasis en el servicio al cliente. Pero eso no implica que un espectador de la zona de hospitalidad corporativa no pueda emborracharse y montar jaleo. En términos de seguridad personal, creo que un estadio puede estar seguro al 100%. En cuanto a seguridad de bienes, debemos preguntarnos qué precio estamos dispuestos a pagar por ella.”
Por David Wiles