RFID: Intimo y Personal
En el competitivo sector del turismo de hoy en día resulta muy difícil complacer, no digamos ya sorprender, a los viajeros de clase business y a aquellos que buscan el lujo. Por ello muchos hoteles están investigando cómo ofrecer prestaciones “hi-tech” para que la estancia de sus huéspedes sea más segura, cómoda y agradable; entre ellas, etiquetas RFID pasivas o de corto alcance para las distintas preferencias en materia de seguridad, forma de pago y rastreo.
“Una hospitalidad impecable tiene un enorme potencial para impresionar al cliente”, dice Brendon Lam, un experto del RFID Hospitality Management Systems Center(RHyMeS) de Singapur.
Dado que los hoteles combinan espacios públicos y privados, un acceso seguro es de gran importancia; pero además los hoteles quieren dar a sus huéspedes un trato perfecto. Repartir credenciales RFID de corto alcance (ya sean tarjetas, llaves a distancia o muñequeras) permite a las empresas hacer exactamente eso. En vez de vérselas con unas llaves que no siempre funcionan bien, a los huéspedes les basta con apuntar al lector de la puerta con su credencial, a veces incluso sin tener que sacarla de la cartera.
Además de la lógica comodidad que esto supone, una solución RFID presenta múltiples ventajas para un hotel. Al ser programable, el hotel puede cambiar los privilegios de acceso de un empleado de forma rápida y fácil, de modo que un miembro del personal sólo pueda abrir habitaciones de un piso determinado, por ejemplo, o para desactivar una llave-tarjeta que un huésped se haya llevado consigo. Este forma de operar sin contacto reduce también el desgaste de los artículos y los costes de mantenimiento.
Sólo autorizado para…
Una aplicación de seguridad aún más avanzada incluiría también sensores RFID en zonas de especial importancia como son las puertas principales, las áreas reservadas al personal y los ascensores. Un sensor podría abrir automáticamente una puerta cada vez que entrara una credencial autorizada, o negar acceso si esa credencial no estuviera presente. Pero Lam advierte también de que esta solución tiene sus contrapartidas.
“Los transpondedores RFID pasivos, de bajo coste y con UHF no siempre funcionan bien cuando los porta un ser humano”, señala. “La RFID activa sí puede funcionar muy bien, pero a un coste de aproximadamente 20 dólares por cada transpondedor.”
Dado que un hotel de gran tamaño puede requerir cientos de transpondedores para su personal y sus huéspedes (y debe ser capaz de reponerlos por un bajo coste), estaríamos hablando de un gasto prohibitivo. Y si la señal tiene más alcance, podría resultar más fácil para un hacker capturar datos a distancia, con lo cual el uso de transpondedores de mayor alcance sólo estaría justificado cuando realmente existiera un valor añadido
Como usted guste
De cualquier forma, el potencial de una oferta superior de servicio basada en RFID puede ser razón suficiente para que muchos hoteles realicen la inversión. Como mínimo, un hotel siempre podrá dar una credencial RFID a un huésped habitual para que realice sus registros de entrada y salida en un puesto automático especial. (Este tipo de servicio está siendo implementado en la actualidad en los hoteles Millennium & Copthorne International de Asia, por medio de una colaboración con RHyMeS.)
Otro uso potencial de RFID es la identificación de huéspedes por parte del personal, pudiendo dirigirse a ellos por su nombre y acceder rápidamente a la información que se haya almacenado sobre sus preferencias.
“En Bangkok ya son leyenda esos hoteles que recuerdan las preferencias de sus clientes hasta el punto de dar la bienvenida a un huésped con su Bloody Mary favorito y no con el típico cóctel de frutas tropical”, dice Lam, quien añade que con RFID se podría dispensar este trato a todos los huéspedes, y no sólo a los habituales.
Ahora bien, siempre habrá quien piense que este tipo de servicio es una intrusión, e incluso una violación de la privacidad. Según Lam, esta mentalidad se da con más frecuencia en Europa y Norteamérica, donde el usuario siempre se muestra mucho más suspicaz ante la idea de que RFID conozca todos sus movimientos.”
En cualquier caso, este servicio siempre es opcional y los portadores de RFID pueden optar por restringir el acceso a esos datos con una simple funda que cubre la credencial y bloquea la información hasta que el portador da el visto bueno.
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