Pros y contras del acceso a servicios públicos

Hay muchas maneras de gestionar los derechos de acceso en unas instalaciones industriales como pueden ser una planta de energía eléctrica o un depósito de agua. Entre ellas, las soluciones de cierre electromecánico.

Dependiendo de los costes y los presupuestos, hay lectores biométricos (que leen manos o huellas dactilares), sistemas de reconocimiento del iris, llaves inteligentes con chips informáticos incorporados, y hasta teléfonos móviles en los que la tarjeta SIM otorga o deniega accesos. Pero aún no han conseguido jubilar al candado de toda la vida.

El objetivo no es únicamente mantener a gamberros, intrusos y terroristas a raya, sino también controlar o mitigar sabotajes internos provocados por empleados y mantener a estos alejados de determinadas zonas, sobre todo de aquellas más peligrosas.

El robo de cobre es un peligroso delito muy común en plantas de energía eléctrica, y el aumento del precio del cobre en los mercados mundiales parece haber disparado esta práctica. Solamente este último verano, la canadiense Hydro One fue víctima de un promedio de 16 robos mensuales.

“En las instalaciones industriales se suelen utilizar candados mecánicos para la seguridad del recinto, los pozos, los conductos, los talleres, etc., y para las oficinas, algún tipo de sistema de tarjetas”, explica Jonathan Burke, director de marketing de Abloy UK. “La gestión de llaves en una planta industrial con cientos de empleados siempre va a ser una tarea muy compleja. Pero hay formas de hacerla más fácil.”

Una forma, dice Burke, es implementar un sistema de amaestramiento en el que algunas llaves tengan acceso limitado, de modo que un fontanero pueda acceder a una habitación y un electricista a otra, por ejemplo. Y luego está la llave maestra del director de seguridad, capaz de abrirlas todas.

“Antes, un director de seguridad solía cargar con un llavero en el que había cientos de llaves. Ahora, con suerte, le basta con llevar unas doce”, dice Burke.

¿Y qué pasa si una llave se pierde o se copia? ¿Hay que rehacer el amaestramiento de la planta entera? ¿Cómo evitar que alguien se cuele? ¿Cómo restringir el acceso de los empleados a zonas en las que no deben entrar?

Seguridad flexible

“Sustituir cerraduras puede costar mucho dinero, sobre todo cuando hay muchas puertas. Nuestra opción electromecánica, la Cliq Remote, todavía está dando sus primeros pasos, pero es una tendencia que hemos iniciado nosotros y que va a resolver muchos de los problemas mencionados”, explica Burke.

En julio de 2011, Abloy UK vendió su solución de cierre electromecánico CLIQ Remote a un depósito de agua del Reino Unido.

CLIQ Remote utiliza un software conectado a la red que permite que las operadoras de tratamiento de aguas y sus proveedores tengan llaves de autorización a distancia para uso en áreas operativas específicas durante un periodo de tiempo predeterminado.

“De esta forma, una planta o un negocio de cualquier tipo puede permitir al proveedor acceder a una zona específica a una hora predeterminada y durante un periodo de tiempo limitado. Y tener esta seguridad te da una gran tranquilidad”, asegura Burke.

Otro sistema utiliza un chip integrado en el interior de la llave maestra para desproteger determinadas llaves en el interior de una taquilla, de modo que el usuario solo puede coger la llave para la cual tiene permiso. Las otras llaves del interior de la taquilla siguen estando firmemente aseguradas. Si se busca protección adicional en casos en quese deja una puerta abierta o una llave se está usando más allá del plazo de tiempo permitido, se puede enviar un mensaje de alerta al administrador.

A este sistema se le pueden ir añadiendo permisos para controlar el acceso a otros objetos que hay que proteger (radios, ordenadores, armas, tarjetas de llave magnéticas) y que son utilizados por distintos usuarios a lo largo del día.

Disuadir a los intrusos

Estos tipos de sistemas de llaves electrónicas contribuyen a evitar que una segunda persona sin autorización se cuele pegándose a otra que sí tiene acceso para entrar por esa puerta.

“Una tecnología nunca va a cambiar la naturaleza humana pero, gracias a estos nuevos sistemas de llaves electrónicas, incluso si consigues colarte vas a necesitar después una llave para salir”, explica Burke.

Otra ventaja de este tipo de sistemas es la trazabilidad que ofrecen para determinar el quién, el qué, el dónde y el cuándo del uso indebido de una llave. Y esto es, al menos en Estados Unidos, un requisito por ley.

Si miramos hacia el futuro, en algunos países ya se están realizando tests para saber cómo se puede utilizar un teléfono móvil de una empresa con una tarjeta SIM especial para obtener acceso, al igual que con una tarjeta magnética o una tarjeta de chip.

“Aunque aún faltan tres o cuatro años para esto, se trata sobre todo – como ocurrió con la banca telefónica – de una cuestión de confianza”, afirma Burke.

Por Alexander Farnsworth

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