¡No sin mi tarjeta de banda magnética!
Las tarjetas de banda magnética son muy populares en los campus de las universidades desde hace años, y nada hace pensar que esa popularidad vaya a decaer. Pero puede que ciertos factores externos hagan necesario un replanteamiento tecnológico.
La tecnología de tarjeta inteligente ya ha sido adoptada por distintos sectores, entre ellos el de la sanidad y la banca, mientras que otros como los campus de las universidades no han querido saber mucho de ella. A pesar de las importantes ventajas que ofrece la tecnología de tarjeta inteligente – entre ellas, un mayor nivel de seguridad y flexibilidad –, muchos campus se resisten a abandonar las llaves tradicionales, y no digamos ya las tarjetas de banda magnética.
En la North Georgia College and State University aún se utilizan llaves en aproximadamente el 70% de las aulas, pero para 2012, a medida que las instalaciones se hayan ido renovando y expandiendo con controles de accesos electrónicos, esa cifra habrá caído hasta el 40%, asegura Jeff Grizzle, responsable de los sistemas de circuito cerrado de TV y control de accesos electrónico de la universidad. “Queremos dar a los estudiantes un mejor acceso a las aulas fuera de horas de clase, y garantizar un mayor nivel de seguridad”, afirma.
Sin embargo, en los planes de expansión de la universidad no entra la muy traída y llevada tarjeta inteligente. El modelo por el que se decante la universidad será la tecnología de tarjeta magnética, que fue inventada por IBM en los años 60.
“Los estudiantes no conocen la diferencia entre una tarjeta magnética y una inteligente”, dice Grizzle. “Y a no ser que de repente nos pidan mucha más información en sus tarjetas, no creo que a corto plazo nos estemos pasando a la tarjeta inteligente.” Y añade a ello que el precio de cada tarjeta inteligente, que viene a ser el doble del de una tarjeta de banda magnética, es demasiado elevado como para justificar su adquisición.
Satisfechos con las tarjetas magnéticas
Los estudiantes y la facultad de otra universidad de Georgia, Valdosta State, llevan usando sus tarjetas de banda magnética desde 1992 y, si bien es cierto que el equipo ha pasado de ser offline a online, no ha habido muchos más cambios desde entonces, tal y como admite Craig Williams, supervisor de control de llaves y sistemas de seguridad.
“En algún momento hablamos de pasarnos a las tarjetas inteligentes, pero la delegación de alumnos no mostró mucho interés”, dice Williams. “La tarjeta magnética es muy cómoda. La usamos para todo tipo de cosas, desde cuentas bancarias hasta eventos deportivos.”
Las tarjetas de banda magnética también se pueden usar como tarjetas de identificación y para pagar comidas o fotocopias, tramitar préstamos bibliotecarios y otros servicios tanto dentro como fuera del campus.
Dada su población de 13.500 estudiantes y más de 4.000 empleados, reconvertir las tarjetas y los lectores de Valdosa State sería una tarea tan cara como laboriosa, afirma Williams. “Creo que por eso los campus no están siguiendo los pasos de otras instituciones. Nosotros trabajamos con una cantidad enorme de usuarios.”
Pero Williams no descarta el uso de una tarjeta que combine el modo inteligente con la banda magnética. “Si sacáramos la tarjeta fuera del campus y nos asociáramos con un banco, por ejemplo, ahí quizá se podría cuestionar la validez de la tarjeta inteligente. Pero ahora mismo no hay motivo para dejar de usar la tarjeta magnética y pasarse a la inteligente.”
Ventajas y aplicaciones de las tarjetas inteligentes
En el caso de la Universidad de Pittsburgh, que inició su transición de tarjeta magnética a tarjeta inteligente en 2009, el impulso para adoptar el cambio procedió del campus.
Gracias a un acuerdo con las autoridades portuarias de Allegheny County, que coordinan el sistema de transporte público de Pittsburgh, los estudiantes y miembros de la facultad pueden utilizarlo de manera gratuita utilizando sus carnés universitarios.
“Para mantener esta subvención del transporte, tuvimos que rehacer las tarjetas del campus y poder usar así la nueva tecnología de las autoridades portuarias”, dice Jim Earle, vicecanciller adjunto del departamento comercial. “Si un tercero no nos hubiera empujado a ello, nunca habríamos dado ese paso.”
La nueva tecnología del transporte público utiliza lectores de tarjeta inteligente.
“La mayoría de los responsables de seguridad o de tarjetas están contentos con los sistemas de tarjeta magnética, y no tienen ninguna prisa por gastar dinero en cambiar de tarjeta ni de infraestructura”, añade Earle. “Por no hablar del tiempo que lleva rehacer las tarjetas y la molestia que supone para empleados y estudiantes tener que ir al centro de carnés a por sus nuevas tarjetas.”
La Universidad de Pittsburgh reconvirtió 40.000 tarjetas recientemente, pero aún tiene pendiente encargarse de la infraestructura. “Tenemos 484 aparatos lectores de banda magnética, así que, aunque estemos avanzando, aun nos llevará un tiempo completar la transformación, debido al volumen de equipo que hay en el campus”, nos dice Jessica Larson, directora general de Panther dentro de la Universidad de Pittsburgh.
Ahora bien, el aliciente de proporcionar transporte público gratuito a la facultad y a los empleados era suficiente para justificar el cambio, añade Jessica. “Tiene que haber alguna ventaja o ahorro significativos para justificar la conversión a tarjeta inteligente. Si cambiando de sistema ahorramos dinero o podemos ofrecer algún tipo de ventaja, entonces sí que lo haremos.”
Muchos campus parecen reacios a realizar la transición de una tecnología a otra. Pero dicho esto, el personal de seguridad reconoce que en el futuro va a ser un paso inevitable.
En palabras de Craig Williams: “No creo que sigamos usando tarjetas magnéticas dentro de veinte años”, y añade que llegará un punto en que las universidades tendrán que seguir a otros sectores en su evolución hacia una nueva dirección tecnológica. “La tecnología nos obligará a adoptar la biometría o algún otro tipo de tecnología inteligente, pero en los próximos 5 ó 10 años lo más probable es que un 80% de nuestras puertas sigan usando tecnologías de tarjeta magnética.”
Por Cari Simmons