Mundos separados en contacto
La combinación de seguridad y conocimientos de IT (Tecnologías de la Información) va a ser una de las claves para las soluciones de seguridad del futuro. Un reciente estudio identifica varios obstáculos a sortear en la convergencia de estos dos sectores.
Tras realizar una serie de investigaciones en la Escuela de Ciencias Económicas de la Universidad de Lund, Benjamín Weaver opina que la convergencia entre la seguridad de IT y la seguridad física requiere un nuevo enfoque de la gestión de los riesgos por parte de las empresas implicadas.
“Dado que hoy en día los activos principales de las empresas ya no son físicos, sino que se basan en la información, los datos y la reputación, es preciso un enfoque integral de la seguridad”, dice Weaver.
El término “convergencia” tiene varios niveles de significado. La convergencia tecnológica posibilita la vigilancia por vídeo y el control de accesos integrados y realizados con un equipo totalmente digital y a través de redes de IP; pero las amenazas a la seguridad de las empresas también se hallan en plena fase de convergencia, puesto que se está combinando la entrada ilegal en instalaciones privadas con la invasión de sistemas de IT.
Robando lo invisible
Un buen ejemplo es aquel caso en el que los ladrones entran en el establecimiento de una cadena no para robar, sino para instalar un dispositivo oculto en la autorización de tarjetas de crédito. Ello les permite hacerse con números de tarjeta y otros datos importantes que después son enviados a un hacker para hacer uso fraudulento de ellos. “La tienda ni siquiera se molestó en informar a la policía de lo ocurrido, ya que los ladrones no se habían llevado nada”, explica Weaver.
En un banco de Londres, unos hackers intentaron robar 220 millones de libras haciéndose pasar por conserjes del edificio e instalando en los teclados de los ordenadores unos dispositivos para obtener los datos de registro de determinadas páginas.
“Casos como éstos muestran que la IT ya no puede ser algo aislado dentro de una empresa”, dice Weaver, “sino una función más que interactúe con la seguridad física, y viceversa.”
Para los proveedores de equipos de seguridad, la convergencia supone un gran reto que sólo es posible afrontar con una serie de aptitudes técnicas y competencias bien adaptadas al panorama actual. Quienes no consigan adaptarse se exponen a perder su posición en el mercado a manos de los expertos en IT, opina Weaver:
“El recurso estratégico crucial a la hora de triunfar en el mercado de la seguridad electrónica combinada del futuro será el buen conocimiento de ambos sectores, el de la seguridad y el de IT.”
Atención a esas lagunas
A medida que los productos de seguridad mecánica y electrónica de todos los tamaños funcionan cada vez más con IT y redes de IP, los cerebros más innovadores tienden a fijar sus objetivos en el sector de la seguridad. Puede que tengan ciertas lagunas en su dominio de algunos aspectos específicos de la seguridad física, pero también están muy acostumbrados a trabajar en un entorno en el que la capacidad de asimilar nuevos conocimientos y adaptarse es esencial para sobrevivir.
Por otra parte, es posible que los vendedores de soluciones de seguridad tradicionales quieran aferrarse a las tecnologías que ya conocen. Una solución obvia para ellos y para los expertos en IT es fusionarse con “el otro lado” para salvar así sus respectivas lagunas de conocimientos.
Animándose a predecir un futuro ganador, Weaver sugiere que los vendedores con competencias adecuadas en el campo de la seguridad tendrán cierta ventaja a la hora de crear nuevos productos compatibles con IP. “Además, los integradores de sistemas seguirán jugando un papel importante, ya que la adopción de nuevas tecnologías siempre ha formado parte de sus actividades.”
Los expertos en software también se beneficiarán de la situación, dado que el sector está pasando gradualmente de usar hardware a software. La funcionalidad y utilidad de la seguridad electrónica dependen de la interacción entre hardware y software.
Nuevos mercados
La gran presión sobre los precios de los aparatos digitales, unida a la proliferación de redes IP, han logrado poner las soluciones de seguridad electrónicas al alcance de nuevos sectores del mercado, como por ejemplo los pequeños comercios.
“Es el clásico mercado virgen al que ni siquiera se habían dirigido los fabricantes de soluciones de vigilancia, ya que los márgenes que reportaba la venta de una sola cámara, o unas pocas, no parecían muy interesantes”, dice Weaver.
Weaver señala que las soluciones digitales ofrecen al usuario final una serie de ventajas. “Es un sistema muy escalable, ya que instalar una cámara adicional es mucho más fácil en una solución conectada a una red. Las cámaras analógicas necesitan una instalación con cables coaxiales muy específicos, mientras que este tipo de cámaras se pueden conectar muy fácilmente a las redes de datos que tienen instaladas la mayoría de las compañías.”
Y además, las plataformas digitales permiten conectar fácilmente un software que controle las grabaciones y fije parámetros para imágenes determinadas. “En teoría, no hay límites en la forma de controlar y analizar grabaciones de video”, concluye Weaver.
Aunque estos avances conllevan una amenaza permanente de revolución dentro del sector, son pocos los que opinan que esto sea inminente. El sector de la seguridad siempre ha estado muy fragmentado, y gran parte de su mercado está formado por instaladores y minoristas locales que se enfrentan a la abrumadora tarea de adaptarse a estas nuevas soluciones de seguridad, las cuales requieren conocimientos de IT.
Respecto al futuro, Weaver opina que no serán muchos los usuarios finales que sigan realizando grandes inversiones en plataformas analógicas. “Muchos usuarios finales optarán por sistemas híbridos que les permitan usar soluciones analógicas y digitales a la vez”, dice Weaver.
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