Las ventajas del cilindro electrónico
¿Por qué a los alemanes les gustan tanto los cilindros electrónicos? ¿Cuáles son las ventajas que han hecho de este producto una buena elección para Alemania y otros países?
“El 80% de los cilindros que servimos con nuestros sistemas de amaestramiento VERSO son cilindros electromecánicos CLIQ”, dice Alexander Kroll, manager de producto de ASSA ABLOY Sicherheitstechnik, en Alemania, “y sólo el 20% restante son sistemas puramente mecánicos.”
CLIQ es una tecnología desarrollada por ASSA ABLOY con la cual los chips se pueden instalar en el cilindro y en la llave, manteniendo al mismo tiempo todas las características mecánicas tradicionales del cilindro. Las empresas subsidiarias de ASSA ABLOY pueden aplicar la tecnología CLIQ a sus propias gamas de cilindros y así garantizar el funcionamiento de los nuevos cilindros con los distintos estándares locales y regionales. A estos cilindros con nuevas propiedades se les conoce como cilindros electrónicos (“e-cylinders” en inglés), y en Alemania cada vez es mayor la demanda de este producto.
“Una de las razones está en la historia del mercado alemán”, explica Michael Buchholz, manager de ventas de la empresa alemana. “Alemania siempre ha sido el mercado principal para los sistemas de amaestramientos mecánicos.”
Buchholz lo atribuye en parte al respeto que ha existido siempre en Alemania por la ingeniería técnica y sus posibilidades, y señala también que los alemanes siempre han apreciado las buenas estructuras. “Un sistema de amaestramiento debe estar bien estructurado. Crea una jerarquía de derechos de acceso que se refleja en los pitones y en el tambor de una cerradura con cilindro.”
Cambiando con los tiempos
Pero al ser tan buenos conocedores de los sistemas de amaestramiento, los alemanes también conocen sus defectos. “Uno de ellos es la pérdida de llaves”, dice Buchholz, “sobre todo si se trata de la llave maestra.” En ese caso no hay alternativa: hay que cambiar todo el sistema. La cerradura con cilindro fue una solución a este problema, ya que bastaba con cambiar el cilindro y no toda la cerradura; pero en una gran empresa, el coste que supone cambiar todos los cilindros puede ser sustancial.
El otro problema está relacionado con el modo en que funciona el mundo empresarial hoy en día. “Todos los días leemos en los periódicos noticias sobre empresas en plena reestructuración”, señala Buchholz. Un sistema de amaestramiento mecánico refleja una jerarquía, pero si la jerarquía sigue cambiando, el sistema deberá ir cambiando a su vez. Y eso conlleva la instalación de nuevos cilindros.
O así era antes, al menos. Con los cilindros electrónicos, sólo es necesario reprogramar el chip para incorporar una nueva jerarquía.
El sistema CLIQ es una combinación de características electrónicas y mecánicas. “La tabla de funcionamiento viene determinada por el software”, dice Kroll. Los cilindros han sido programados con una “llave programadora” dotada de derechos especiales para cambiar la configuración. La ventaja de esto es que no es necesario conectar todo el sistema a un ordenador central, a diferencia de lo que ocurre con los sistemas de acceso electrónicos.
Lo mejor de dos mundos
Pero CLIQ no es un sistema de accesos electrónicos, sino que permite combinar las mejores características de ambos sistemas. Por ejemplo, para cuartos de baño, cocinas y almacenes no hace falta el mismo grado de control de accesos que para las oficinas y las salas de operadores. Para aquéllas, bastará un simple cilindro mecánico que se pueda abrir con la función mecánica de las llaves para cilindros electrónicos.
Kroll aconseja a las empresas que utilicen un perfil mecánico común para todas las cerraduras de un departamento, de modo que si alguien se cambia de oficina dentro de ese departamento, bastará con reprogramar el chip. Es menos probable que alguien pase del departamento de personal al de compras, por ejemplo, pero en caso de hacerlo necesitarán una nueva llave, ya que el perfil mecánico de cada departamento será distinto. Y en todo caso, no haría falta cambiar el cilindro, aun cuando el anterior ocupante de la oficina se hubiera marchado sin devolver la llave.
Una ventaja única del sistema de CLIQ es que la batería está en la misma llave. Según Kroll, esto se adapta bien a la psicología humana: “Si la batería está en el cilindro, vemos la luz que indica “batería baja” en el momento de entrar; para cuando estamos en nuestra mesa, ya nos hemos olvidado de que hay que cambiarla. Pero si la luz está en la llave, es imposible olvidarse.”
No sólo para Alemania
Además, esto significa que el sistema se puede utilizar para cerraduras situadas en lugares remotos, a los que no se accede con frecuencia, con lo cual sería fácil descuidar el control de la batería del cilindro.
Aunque Alemania va muy por delante del resto del mundo, en países como Francia, Suiza y Estados Unidos ya se están empezando a ver resultados muy prometedores. Los países de Benelux también se están moviendo. Por su parte, otros países como China se muestran más interesados en las soluciones de control de accesos electrónico basadas en tarjetas. “Y luego están los países de Europa del Este, y en concreto Rusia, que podrían ser perfectamente los mercados del futuro”, afirma Kroll.
Kroll añade que el éxito del cilindro electrónico en Alemania ha sido producto de algo más que una buena idea: “También influyó la manera en que lo presentamos en el mercado”, explica. “Sólo se distribuye a través de nuestra red de puntos de venta autorizados y con una formación técnica.”
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