La seguridad de los aeropuertos, en fase de madurez

Gracias a nuevas tecnologías como Advanced Imaging Technology o la analítica de vídeo, las largas colas de los controles de aeropuertos pronto podrían ser historia.

Como bien sabe cualquiera que haya guardado cola en un control de aeropuerto con el móvil y los zapatos en una mano y el portátil en otra, la seguridad en los aviones cada vez es más estricta y consume más tiempo. Según un estudio reciente de la US Travel Association, lo más frustrante para los pasajeros de un vuelo es el tiempo que se tarda en atravesar un control de seguridad, así como el hecho de tener que quitarse algunas prendas de ropa. Por ello las líneas aéreas y los aeropuertos están buscando tecnologías capaces de acelerar el proceso de seguridad al tiempo que lo hacen más eficaz.

Así como los secuestros de vuelos entre Cuba y Estados Unidos en los años 50 y 60 condujeron al uso de detectores de metales, y Lockerbie hizo que se generalizara el uso de equipos de rayos X, la noticia de la implantación de nuevos escáneres de cuerpo entero en 29 aeropuertos estadounidenses el pasado mes de octubre fue consecuencia de los actos perpetrados por el “terrorista de la ropa interior”, el cual se embarcó en 2009 en un vuelo de Northwest Airlines con una bomba oculta bajo su ropa interior.

Los equipos de Advanced Imaging Technology (AIT) examinan a los pasajeros buscando armas, explosivos y otros objetos que puedan estar escondidos bajo varias capas de ropa. En la actualidad se emplean dos tipos de máquinas AIT que utilizan ondas electromagnéticas o rayos X de baja intensidad para crear imágenes del cuerpo del pasajero.

Las máquinas de AIT pronto contarán con un nuevo software diseñado para preservar la privacidad y acortar el tiempo que se pasa en los controles de seguridad, al sustituir los registros manuales.

Agilizando el registro de pasajeros

Una importante tendencia emergente en la seguridad de los aeropuertos pasa por dejar de registrar exhaustivamente a todos los pasajeros para concentrarse en aquellos de aspecto más sospechoso. “La velocidad a la que crece la industria de la aviación a nivel mundial hace que sea esencial encontrar una forma distinta de registrar a los pasajeros”, afirma Philip Baum, editor de Aviation Security International. “Tratar a todo el mundo de la misma manera no tiene ningún sentido.”

Teniendo esto en cuenta, la International Air Transport Association (IATA) dio a conocer a comienzos de este año su ideal de unos “controles de seguridad del futuro”, diseñados para aumentar la seguridad a la vez que reducen colas y cacheos de tipo intrusivo. Los pasajeros que se acercan al control serán conducidos a una de estas tres colas: la del “viajero conocido”, la “normal” o la de “seguridad especial”. La cola a la que se dirija a un pasajero vendrá determinada por un identificador biométrico en el pasaporte u otro documento de viaje, el cual presentará los resultados de una evaluación de riesgos llevada a cabo por el gobierno antes de que el pasajero llegue al aeropuerto.

La exhaustividad de dicho procedimiento de seguridad dependerá de lo peligroso que se considere a cada pasajero, y los pasajeros de bajo riesgo podrán atravesar con mayor rapidez. Este sistema incorporará también una tecnología de examen corporal completo que permitirá a los pasajeros pasar por el control de seguridad sin tener que quitarse la ropa ni abrir sus maletas.

“Nos estamos gastando 7400 millones de dólares al año en la seguridad de los vuelos, pero los pasajeros solo perciben la parte más molesta”, dijo el director general y CEO de la IATA Giovanni Bisignani en un comunicado de prensa. “Los pasajeros deben poder ir de la entrada del aeropuerto a la puerta de embarque de una manera digna. Lo cual significa sin tener que pararse, desnudarse o enseñar sus maletas y, desde luego, sin ser cacheados.”

Si bien tecnologías modernas como los escáneres corporales están pensadas para encontrar bombas o armas, la nueva generación no se centrará tanto en el hardware como en hallar indicios reveladores de intenciones delictivas en la conducta de un posible terrorista. Baum señala que si bien todos los pasajeros se ven sujetos a controles de seguridad antes de embarcar, solo unos pocos son objeto de examen en las aduanas del punto de destino. Un método similar, consistente en dirigirse solo a aquellos pasajeros que despierten sospechas sobre su conducta antes de pasar por los controles de seguridad, podría ser una manera eficaz de descubrir a un terrorista al tiempo que se causan menos molestias a los pasajeros normales.

Analítica de vídeo en terminales

¿Y a quién se debe examinar con especial atención? Las tecnologías bajo desarrollo asignarán a las cámaras y los sensores la tarea de escanear las instalaciones de las terminales en busca de conductas sospechosas; a esto se le llama analítica de vídeo, o “intelligent CCTV” (circuitos cerrados inteligentes de TV).

La empresa australiana iOmniscient cuenta con una solución capaz de detectar a una persona que camina en la dirección que no debe. “Es algo muy ingenioso”, dice Baum. “Un mayor uso de este tipo de soluciones de análisis y de vídeo es sin duda uno de los caminos a explorar.”

Baum ve también potencial en la tecnología de polígrafos térmicos que se están desarrollando en la Universidad de Aberystwyth (Reino Unido), con la cual las caras de los pasajeros son escaneadas en busca de patrones térmicos que revelen nerviosismo, un rasgo biométrico muy potente y difícil de esconder.

De Israel procede otra tecnología basada en el hecho de que incluso a los terroristas más eficaces les puede traicionar el lenguaje corporal. WeCU Technologies está desarrollando una tecnología que identifica pasajeros peligrosos al proyectar imágenes que solo un terrorista podría reconocer, y registrando después con sensores ocultos los efectos que dichas imágenes producen, tales como fluctuaciones en las pulsaciones o aumentos de la temperatura corporal.

Aunque quedan pendientes algunas cuestiones sobre la eficacia y la validez de tales tecnologías y aún puede que tarden años en llegar, la perspectiva futura de un paso más fluido y cómodo hacia las puertas de embarque no deja de ser reconfortante para quienes hoy en día siguen teniendo que hacer cola descalzos.

Por David Wiles

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