La flexibilidad de las tarjetas inteligentes

Con tantas tarjetas inteligentes como hay en el mercado, los fabricantes están explorando constantemente nuevos diseños y composiciones de tarjetas para ofrecer a los clientes un amplio abanico de opciones que satisfagan sus deseos tanto a nivel práctico como estético.

Las tarjetas inteligentes, también conocidas como tarjetas de chip o tarjetas de circuito integrado (ICC), tienen el tamaño de una tarjeta de crédito y contienen chips de procesamiento de datos. Las tarjetas inteligentes se utilizan para accesos, ID, servicios financieros y otros usos diversos.  

Para crear una tarjeta inteligente de éxito hay que tener en cuenta la forma y la función. “La estética es muy importante en una tarjeta de crédito, sobre todo para nuestros clientes de la banca y del gobierno”, dice Michelle Lehouck, responsable de tarjetas inteligentes en el desarrollo de producto del CPI Card Group. CPI es una empresa fabricante de tarjetas de plástico dirigidas tanto a clientes “seguros” como “no seguros”.  

“Para clientes seguros, los diseños de tarjeta innovadores y el aspecto estético funcionan también como medidas de seguridad, utilizándose opciones como las impresiones de seguridad, las texturas y las formas recortables para reforzar la seguridad y evitar falsificaciones”, dice Lehouck.  

Formas diversas
Jack Bubany es director de marketing de producto y credenciales de HID Global, una empresa de fabricación, diseño y distribución global de tarjetas inteligentes para gobiernos y para los mercados corporativo e institucional. Bubany señala que no todas las “tarjetas” inteligentes tienen forma de tarjeta, sino que la tecnología se puede transferir a diversas formas en función de las necesidades del cliente en cuanto a comodidad y seguridad de bienes y personas.  

“Por ejemplo, tenemos también tags y fobs”, dice Bubany. Los fobs son pequeños transpondedores de plástico con forma de lágrima que se enganchan en un llavero, mientras que los tags tienen una carcasa adhesiva que alberga los componentes electrónicos. “El fob se puede emplear como suplemento en un entorno en el cual, por ejemplo, la seguridad requiera llevar un ID o una tarjeta de acceso colgado del cuello; por ejemplo, una cadena de montaje.” Un tag puede ir adherido a un teléfono o a una tarjeta virgen para facilitar accesos o mecanismos de ID a compañías que aún necesitan un tiempo para convertir todas sus tarjetas en tarjetas inteligentes, explica.  

Pero garantizar que una tarjeta inteligente determinada satisfará las necesidades de un cliente también depende de los componentes principales de la tarjeta.
“Al final, nuestros diseños vienen siempre motivados por los requisitos de nuestros clientes”, dice Bubany. “Tenemos que diseñar una tarjeta capaz de cumplir con lo que se espera de ella. Por ejemplo, en un entorno en el que la tarjeta inteligente vaya a estar expuesta a un constante desgaste físico (un carné universitario, por ejemplo) puede que el cliente se decante por una tarjeta compuesta, hecha de PVC y policarbonato, que será más resistente y duradera que una tarjeta tradicional de PVC.”  

Test de resistencia
En su laboratorio de investigación de Denver, HID Global lleva a cabo experimentos con objeto de determinar la durabilidad de sus tarjetas, sometiéndolas a diversas situaciones críticas para averiguar cuánto resisten en cada caso.  

“Seguimos trabajando con el objetivo de lograr una tarjeta que dure diez años”, dice Bubany. “Eso es lo que buscan nuestros clientes.”  

Mientras que muchas compañías experimentan con nuevos componentes, las tarjetas de PVC siguen siendo las más utilizadas en el sector por varias razones, afirma.
“El PVC sigue predominando porque es un plástico de bajo coste. Y como está en todas partes, ya se han desarrollado impresoras que pueden transferir o colocar imágenes sobre una superficie de PVC. El PVC acepta la tinta perfectamente y retiene la imagen.”  

Bubany predice que el PVC seguirá predominando hasta que se descubra un nuevo material capaz de retener imágenes gráficas.  

Pero los fabricantes de tarjetas están dejando atrás las tradiciones. En CPI se ha llegado a introducir una “tarjeta de madera” ecológica. Y un laboratorio belga está testando actualmente la tarjeta biodegradable Bio PVC.  

“La Bio PVC viene con fuerza”, dice Michelle Lehouck. Con bioPVC® de CPI, todos los plásticos PVC que fabrica CPI podrán ser biodegradables. “El enfoque verde es relativamente nuevo en el sector de las tarjetas, pero está ganando muchos adeptos.”  

Claro y limpio
Las tarjetas translúcidas son otra tendencia fuerte del momento, sobre todo dentro del sector de las tarjetas de crédito. “Dado que es posible ver el chip y la antena (a través de la tarjeta), el emisor consigue llamar la atención del portador de la tarjeta; esto no sólo despierta la curiosidad del cliente, sino que le hace más consciente de la tecnología”, dice Lehouck.  

Pero una tarjeta inteligente translúcida presenta también sus retos. “Nuestros fabricantes de chips están intentando que los chips sean más agradables a nivel estético. Al fin y al cabo, si es visible tiene que tener un aspecto limpio”, afirma. “Pero sobre todo se trata de una forma más atractiva de presentar una tarjeta financiera para lograr así un cierto estatus.”  

Bubany predice que la tarjeta inteligente del futuro estará determinada sobre todo por los avances del sector financiero. “El sector de las tarjetas de crédito dicta muchos de los nuevos factores relativos a la forma hoy en día”, dice. “A medida que avancemos, nuestros pasos van a reflejar sin duda lo que esté ocurriendo en ese sector en cuanto a tarjetas de control de accesos.”

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