Integración ecológica
Si bien ya están apareciendo nuevos patrones de construcción “verde” en todo el mundo, provocando cambios en nuestra forma de diseñar y construir, su impacto en el hardware de seguridad ha sido relativamente pequeño… hasta el momento.
“De momento no ha supuesto un gran impacto”, afirma Bruce Becker, arquitecto de la firma Becker and Becker, con sede en Connecticut (EE.UU.). Y hay varios motivos, en su opinión.
Uno de ellos es el volumen. El famoso programa LEED (Leadership in Energy and Environmental Design) cataloga todos aquellos edificios residenciales y comerciales empleando un Sistema Ecológico de Clasificación de Edificios. Las distintas piezas de un edificio van sumando puntos de los constructores hasta lograr un certificado LEED. Dado que el hardware de seguridad (que incluye puertas y cerraduras) normalmente no supone más del 2 % del coste de la construcción de un edificio, a menudo pasa a un segundo plano frente a piezas más voluminosas como ventanas y tejados, que ayudan a obtener una mayor puntuación LEED. Otros programas internacionales de construcción ecológica son los de la German Association for Sustainable Building (DGNB) y la sueca BASTA.
“Creo que otra razón por la cual el hardware de seguridad tiene menos relevancia es porque está oculto”, afirma Derek Satnik, de Mindscape Innovations, una empresa de asesoría sobre construcción y energías ecológicas cercana a Toronto (Canadá). “Cerraduras, puertas, abridores: el cliente quiere que estos elementos funcionen bien, y muchas veces no le importa si está hecho de materiales reciclados o nuevos.”
Esto no quiere decir que el efecto que ha tenido el movimiento verde en los fabricantes de hardware de seguridad haya sido nulo. Muchos de ellos ya están buscando la forma de hacer más verdes las piezas de sus productos.
“Los fabricantes sí tienen en cuenta factores como el uso de metales reciclados y plástico en sus piezas”, asegura Satnik. Cada vez más, los productos que usan adhesivos prescinden del formaldehído, mientras que los fabricantes de productos de madera (como las puertas) intentan construir sus productos a partir de materias primas sujetas a programas de forestación sostenible. Otros reducen sus emisiones de CO2 asegurándose de que sus materias primas no son transportadas desde grandes distancias. “Garantizar que se observa un trato laboral justo y pagar un salario digno a los trabajadores del país donde se fabrican las piezas es otro paso verde que está al alcance de los fabricantes. Pero aunque todo esto sea muy positivo, en un plano más general no supone gran cosa. Son como granos de arena ecológicos desperdigados en un gran desierto.”
En todo caso, Satnik predice un punto de inflexión verde para el sector de la industria en un futuro no muy lejano.
“El boom ecológico de la seguridad no se centrará tanto en los contenidos reciclados como en integrar la seguridad con automatizaciones significativas”, afirma.
Becker es de la misma opinión. “Contar con materiales reciclados y materiales de fuentes de energía locales es estupendo, pero no deja de ser un punto de vista un poco limitado”, opina. “Si se busca obtener un certificado LEED u otros programas de certificados de construcción verdes, es preciso adoptar un enfoque integrado. A medio plazo, creemos que el hardware de seguridad va a jugar un papel más importante cuando examinemos todos los sistemas en conjunto”, dice Becker.
La integración que predice Becker podría incluir un sistema activo por el cual los accesos de entrada estén conectados a los equipos de iluminación y calefacción, activando distintos niveles de luz y temperatura en función de si la habitación está o no ocupada y, por tanto, reduciendo gastos innecesarios.
“En un caso como ése, el hardware se convierte en parte de un sistema más grande, pero siempre jugando un papel muy importante.”
Esta integración puede tener lugar a una escala enorme. En Toronto, por ejemplo, el Rogers Centre, un estadio con aforo para 55.000 personas, ha sido reequipado con un sistema automático de última generación. El nuevo sistema, que se acabó de instalar en 2009, combina aplicaciones informáticas y tecnologías basadas en sensores que oscurecen las luces cuando la luz natural es más fuerte, o las apagan cuando una estancia o una zona del estadio están vacías. El resultado es que el Rogers Centre está ahorrando la energía suficiente para iluminar 194 hogares.
Alyssa Kent, una profesional del sector acreditada por el programa LEED, es directora de proyectos con Becker and Becker. En su opinión, el hardware de puertas se utilizará de una manera más general para recoger información sobre si una unidad o una estancia están ocupadas.
“Nos encantaría lograr una mayor integración de la iluminación y la sensación real del ocupante”, explica. “Ahora mismo tenemos algo similar en un proyecto con contadores de agua capaces de discernir si un apartamento está o no ocupado. Pero sería mucho más fácil si el sistema estuviera integrado con, digamos, el cerradero de la puerta. De ese modo el cerradero podría actuar como interruptor maestro y alertar al sistema sobre si la unidad está ocupada o no. Podría realizar los ajustes necesarios en los sistemas mecánicos y de iluminación.”
Satnik cree que los avances inminentes en tecnología de la seguridad representan un giro en la filosofía verde. “Suponen un alejamiento de expresiones como “verde” y “sostenible” hacia una idea de “alto rendimiento”, que describe con más exactitud lo que estamos intentando hacer”, afirma. “Puede que tengamos dificultades para lograr que el hardware y los sistemas de seguridad sean verdes. Pero lo que sí podemos es intentar que esos sistemas tengan un rendimiento alto.”
Para que un edificio tenga un alto rendimiento legitimado debe cumplir con muchas categorías, afirma Satnik; entre ellas, las de calidad del aire, energía y durabilidad.
“Las piezas de seguridad pueden integrarse en estos sistemas de alto rendimiento.”
Por Rachel Sa
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