Hogar, seguro hogar
Una mayor integración, más software y el control a distancia son algunas de las crecientes tendencias en la seguridad doméstica de hoy en día. Sin embargo, varios actores del sector sugieren un enfoque más holístico que englobe algo más que tecnología.
Antes, tener una casa segura era bastante sencillo: bastaba con poner una buena cerradura en la puerta y recordar a todo el mundo que no se debía fumar en la cama. Pero la creciente sofisticación e integración de la tecnología ha provocado que la seguridad residencial se entienda ahora en el contexto de la casa en su conjunto, incluidos todos sus servicios.
Tal y como afirma Robert Dodge, vicepresidente internacional senior de Pinkerton Corporate Risk Management, “la misma cámara que identifica a un intruso también puede identificar riesgos de seguridad como el humo, o una persona sufriendo una caída.” Cada vez con más frecuencia, un software analítico inteligente capaz de reconocer patrones significativos, es parte del “pack” de seguridad.
Aumenta la integración de sistemas
Según Paul Williams, vicepresidente de productos de seguridad y comunicaciones de Control4 –proveedores globales de sistemas ligeros y residenciales de automatización comercial–, “se ha producido un gran aumento de la integración de la seguridad en la automatización doméstica; el 75% de nuestros sistemas ya incluye algún tipo de seguridad, como cámaras o control de accesos.”
Buena parte de esto viene ya automatizado e integrado. De esta forma, el sistema se puede programar para que, si alguien se cuela en la casa, no solo salte la alarma antirrobo, sino que todas las luces que hay dentro y fuera se enciendan de golpe y el equipo de música comience a sonar a todo volumen. Solo un ladrón muy tranquilo (o muy tonto) seguiría adelante en tales condiciones.
“Se ha producido un gran aumento de la integración de la seguridad en la automatización doméstica; el 75% de nuestros sistemas ya incluye algún tipo de seguridad, como cámaras o control de accesos.”
Pero los sistemas solo funcionan si están activados y, según Williams, cerca del 15% de los usuarios domésticos no encienden sus alarmas a menos que se vayan para una larga temporada. Por tanto, no es solo la eficacia lo que importa; los sistemas también deben ser fáciles de utilizar. Williams menciona una cerradura con teclado numérico que se conecta a la radio y, al añadirse a un sistema automatizado, se puede programar para desactivar la alarma cada vez que se abre la cerradura.
Lo importante es la forma en que la tecnología se integra en el sistema inteligente de alerta inmediata y respuesta a los incidentes. Pero, como dice Dodge, “estamos confiando excesivamente en la tecnología sin una detección humana propiamente dicha.” En vez de comprar más cámaras, tal vez lo que se necesite sea una forma diferente de responder a la información que ya se tiene, añade.
“Por ejemplo, si una cámara detecta a una persona sentada en un coche aparcado frente a la casa, quizá lo que conviene es salir, echar un vistazo al buzón, mirar a esa persona e incluso anotar su matrícula. Es una manera más eficaz de enfrentarse a una amenaza potencial, y a esa persona le va a quedar muy claro que ha sido vista.”
Para esto último sería necesario estar en casa, pero la tecnología moderna ha mejorado muchísimo el potencial del control a distancia. Hace unos años, un inglés que estaba de vacaciones en España llamó a la policía de su ciudad para avisarles de que alguien había entrado en su casa y pedirles que fueran a echar un vistazo: había accedido a sus cámaras de seguridad doméstica desde la playa.
Control desde el smartphone
Paul Williams, de Control4, afirma que todos sus sistemas pueden ser supervisados y controlados por medio de apps para smartphones. Si bien en Estados Unidos es bastante habitual que las compañías de seguridad controlen sus sistemas desde una central, o que las alarmas antiincendios estén conectadas con los bomberos, en otros países no es tan frecuente. “China, por ejemplo, no tiene sistemas de alarma monitorizados, así que muchos sistemas los supervisa el propio usuario. Si pasa algo, se envía un email a amigos y vecinos.”
Pero la seguridad, dice Williams, aún no ha entrado en la era de las redes sociales: “Es posible comunicarse con los fabricantes utilizando redes sociales, pero no utilizarlos para ejercer control. No es que haya un problema intrínseco en la idea, pero está el problema de la privacidad: a muchas personas les parece normal revelar datos sobre sus vidas privadas, pero no sobre sus hogares.”
Sin embargo, la comunicación ya constituye una parte central de la seguridad moderna, y hoy en día no solo son los clásicos problemas de seguridad los que pueden ser comunicados; también puedes comprobar si tus hijos adolescentes han vuelto a casa de madrugada, o si tus padres ancianos ya han abierto la puerta del frigorífico esta mañana. Este tipo de aspectos también forman parte de un concepto de seguridad más amplio.
“Cada vez más, todo tiende a funcionar junto”, afirma Williams. “Con la Internet de las Cosas, todo va dotado de un protocolo de comunicación IP; hoy en día, una lavadora es capaz de avisarte cuando tiene una avería.”
Las cámaras IP, añade, son cada vez más importantes, y a él le gustaría ver más servicios basados en la “nube”, con nubes de cámaras IP. “Los propietarios de los hogares solo tendrían que instalar una cámara, y con eso ya tendrían acceso de inmediato.”
Por Michael Lawton