El toque humano
Jamie y Adam lo hicieron de nuevo. En un episodio del programa “MythBusters”, en el National Geographic Channel, estos dos avezados expertos en programación lograron derrotar a una cerradura de huellas dactilares. Primero le robaron su huella dactilar a un usuario autorizado e hicieron copias de ella en látex y en gel balístico, además de una fotocopia en papel. Para que las copias funcionaran les bastó con rociarlas con saliva, cumpliendo así con los parámetros de “vitalidad” exigidos por la cerradura. En los días siguientes, la blogosfera se llenó de ácidos comentarios del estilo de “¿No es muy sorprendente que basten dos personas para burlarse de los resultados de millones de dólares de investigaciones?”.
¿Realmente están tan mal las cosas? La catedrática Stephanie Schuckers, de la Clarkson University, trabaja como especialista en falsificar sistemas biométricos para, entre otros, el Departamento de Seguridad Interna de los EE.UU. Quizá podríamos esperar de ella algún que otro sarcasmo; y sin embargo, su opinión es que la tecnología debe ser acorde con las necesidades de seguridad que se propone cubrir. “¿Qué seguridad tenemos hoy en día?”, pregunta. “En general, llaves. ¿Nos da la biométrica lo que necesitamos para nuestros usos residenciales en un vecindario normal? Es tan segura como cualquier llave, y es más cómoda.”
A los “MythBusters” les bastó tres días para fabricar sus imitaciones de huellas dactilares, y tuvieron la ayuda de alguien que se ocupó de robar las originales. Schuckers afirma que eso no es tan sencillo: “Por supuesto que se puede falsificar una cerradura de huellas dactilares, pero debemos considerar toda aplicación en relación a su nivel de vulnerabilidad. También es muy fácil olvidarse las llaves encima de la mesa cuando se va al servicio.”
Darle tiempo
Pero el mercado todavía no parece estar listo para la biométrica. Ronny Belin, manager de desarrollo comercial de la subsidiaria surcoreana de Assa Abloy iRevo, ha estudiado los hábitos de consumo de los escandinavos: las cerraduras biométricas están al final de las preferencias de los consumidores en lo que respecta a usos domésticos. “La gente pregunta mucho por ellas”, afirma. “¿Cuándo será posible abrir la puerta enseñando una huella dactilar?, me dicen. Pero no pasan de ser leyendas; el cliente sigue a la espera.”
Paul Everett, de IMS Research (que han realizado informes sobre el mercado de equipos electrónicos de control de accesos físicos), cree también que la biométrica aún no ha conseguido despegar. “Otros sistemas electrónicos lo están teniendo más fácil”, dice. “Por ejemplo, ya se pueden usar tarjetas para entrar en un parking, un edificio o un piso.”
Erik Hellquist, de la unidad de inteligencia de mercado de Assa Abloy, cree que la gente aún no confía en la seguridad biométrica: “Se preguntan si no será posible manipularla, y qué ocurrirá cuando no reconozca nuestras huellas dactilares, y si la puerta se quedará bien cerrada al salir.” Pero señala también que una gran empresa de Estados Unidos acaba de presentar una cerradura de huellas dactilares. “Está dejando de ser un invento curioso, y poco a poco va penetrando en el gran mercado”, dice.
Una solución desde arriba
En Corea del Sur, iRevo ha presentado una “cerradura para puertas digitales” basada en huellas dactilares dentro de su ya extensa gama de dispositivos basados en tarjetas. Según Nam Khyung-Ah, manager general de la División de Ventas Globales: “Aunque el mercado coreano está muy orientado al hi-tech, los coreanos dudan a la hora de adoptar las huellas dactilares.” i Revo quiere lanzarlo entre contratistas especializados en proyectos de apartamentos de élite. “Ahí el constructor necesita un aliciente extra”, dice Nam, “y creemos que la cerradura de huellas dactilares puede transmitir una cierta sofisticación.” En China el mercado es quizá más abierto, ya que las compañías principales del sector ya han introducido cerraduras de huellas dactilares de gama media. “Eso podría generar más interés en el producto”, dice.
Pero añade también que el método de escaneado que emplean las cerraduras de i Revo es superior al de las cerraduras de gama media (como era la cerradura que fue humillada en “MythBusters”). “Nuestro lector utiliza la tecnología de una firma coreana, Suprema”, dice. “También fabrican lectores ópticos, pero optamos por sus escaners de barrido térmico porque nos parecieron mejores.” En vez de limitarse a poner un dedo sobre el lector (lo cual tiene la desventaja de que se puede estar dejando una huella dactilar lista para ser robada), el escáner de barrido requiere que el dedo se mueva de arriba abajo por todo el lector. “Identifica la huella dactilar sección por sección, con lo cual es casi imposible copiar la imagen entera.”
En busca del cliente ideal
Su inconveniente es que es un poco más difícil de captar, y Ronny Belin (de iRevo) admite que las cerraduras de huellas dactilares no son para todo el mundo. Una familia con un ama de casa cuyas huellas dactilares se han ido borrando durante años y años de limpiar la cocina, un mecánico de automóviles cuyas manos están siempre cubiertas de grasa y un niño travieso incapaz de aprender la forma correcta de pasar el dedo no es el cliente ideal para este producto. “Primero hay que probarlo”, dice. Y hay que contar con un sistema de “back-up”; si no, un corte en el dedo puede impedirnos la entrada a nuestro hogar durante una buena temporada. Pero para muchas otras personas sí puede ser la solución adecuada.
“En el cine hemos visto muchas veces a alguien usar sus huellas dactilares para penetrar en lugares vulnerables, como la Casa Blanca”, dice Belin, “y por ello lo asociamos con la seguridad. Pero el cambio de hábitos en el uso residencial vendrá marcado por la comodidad. Por supuesto, siempre se puede usar un código PIN para ir a hacer footing sin tener que cargar con las llaves, pero la biométrica es más segura y más cómoda.”
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