El gran bagaje de RFID
Los sistemas informatizados de gestión de equipaje han tenido hasta el momento una historia bastante accidentada. Tan sólo en los aeropuertos de EE.UU. se pierden nada menos que 3,5 millones de maletas al año.
Los sistemas de gestión de equipaje de los aeropuertos dependen de los códigos de barras y números que se imprimen sobre el equipaje para meter y sacar las maletas en el avión correcto. Los escaners automáticos pueden leer más del 90% de las maletas, pero un 10% de las etiquetas de equipaje salen mal impresas, oscuras, arrugadas o dañadas por cualquier otro motivo, y es preciso escanearlas manualmente con el mismo tipo de escáner que se emplea en los supermercados.
Y a pesar de ello, las maletas se siguen extraviando, con la consiguiente pérdida de tiempo para los viajeros y de dinero para las líneas aéreas (unos 60 dólares por maleta).
Tan sólo en los sistemas de equipaje de los aeropuertos de Estados Unidos se pierden 3,5 millones de maletas cada año, lo cual equivale a seis maletas por cada 1000 pasajeros, según datos del Departamento de Transportes de EE.UU.
Recordemos que en 2005 el aeropuerto internacional de Denver se deshizo de un sistema informático de gestión de equipajes que costó 230 millones de dólares, tras diez años de continuos problemas con el software. Además de los ordenadores, el sistema empleaba miles de carritos que circulaban por una pista subterránea de 35 km y que eran controlados a distancia.
…hasta que llegó RFID
La tecnología de identificación de frecuencias de radio existe desde hace más de 50 años, y es ahora cuando está empezando a ser considerada una opción viable para líneas aéreas y sistemas de gestión de equipaje en aeropuertos.
Al fin y al cabo, los chips de RFID no usan pilas y son pequeños – un cuarto del tamaño de una uña -, por lo cual son muy fáciles de pegar al equipaje. Los chips de RFID son pasivos y sólo transmiten datos cuando son activados por medio de un transmisor de radio.
Además, su coste se ha reducido enormemente en los últimos años.
De momento, el aeropuerto internacional McCarran de Las Vegas y el aeropuerto internacional de Hong Kong han contratado ya sistemas con RFID para su gestión de equipajes, y se está testando esta tecnología en otros aeropuertos. La asociación del sector de líneas aéreas, la IATA, intenta actualmente convencer a las líneas y aeropuertos de que usen el etiquetado con RFID como forma de ahorrar tiempo y dinero.
“Las etiquetas con RFID permiten que las maletas transporten también datos más útiles”, declaró a la revista Design News Franz-Josef Herchenbach, técnico y manager de proyecto en el centro de competencias del aeropuerto Siemens de Fürth (Alemania). El centro viene a ser un falso aeropuerto en el que se testan nuevas tecnologías para aeropuertos, desde facturaciones con teléfono móvil a etiquetas con RFID.
Ahora bien, RFID se enfrenta a muchos retos; entre ellos, el hecho de que la IATA sea un organismo dependiente de las Naciones Unidas, por lo cual debe existir un consenso entre todos los países acerca de la normativa. Además, la Coalition for Luggage Security declaró hace poco que “RFID no elimina el problema ni resuelve el tema de la seguridad, que debería ser la máxima prioridad cuando se habla de equipajes.”
“Una vez creada una etiqueta de código de barras, ya no hay más que hacer. Para actualizarla hay que crear una nueva etiqueta”, dice Herchenbach.
En todo caso, los códigos de barras siguen funcionando bastante bien.
Rápido y preciso
En teoría, los sistemas de gestión de equipaje por RFID tienen la ventaja de su precisión casi absoluta, dado que no es preciso que pasen por delante de una máquina “interrogadora” como puede ser un lector de códigos de barras. Pero en la práctica, esa precisión dista mucho de ser absoluta.
Las etiquetas RFID de bajo coste (que son las que interesan a las líneas aéreas) no pueden ser leídas a través del metal ni del agua, y para funcionar deben estar en el campo de acción del lector.
“Además, no podemos olvidar que los seres humanos son en gran medida agua”, comenta Pete Lowe, máximo responsable de tecnologías del ASSA ABLOY Identification Technology Group (ITG).
¿Un simple parche?
En principio el rastreo por RFID sólo escanea un artículo por cada lectura, pero también se puede programar para que haga un escaneado de un conjunto de artículos, o de 300 maletas que viajan con destino a Tokio, por ejemplo.
Pero cuando las cosas no salen según lo previsto (por ejemplo, cuando un pasajero no llega a montar en el avión y hay que sacar su maleta) es cuando RFID muestra sus limitaciones. Según Lowe, cualquiera que tenga un escáner de códigos de barras podrá encontrar esa maleta con tanta facilidad… o más.
Una etiqueta RFID para maletas puede contener información sobre el propietario de la maleta, la línea aérea y el número del vuelo, la hora de salida y el destino. Además, puede “hablar” con un sistema conectado a una red y recibir actualizaciones de información relevante.
Dado que se puede escribir en las etiquetas (y no sólo leerlas), RFID permite actualizarlas con cambios que van desde el número de vuelo del pasajero hasta las condiciones de seguridad.
Mientras tanto, el tira-y-afloja entre los partidarios de RFID y sus detractores no tiene visos de terminar a corto plazo.
“Mientras una buena parte del proceso de gestión de equipajes siga siendo manual, RFID no será la solución al problema de la pérdida de equipajes. Se trata de un sistema muy caro para un problema que no es capaz de resolver. Este problema no requiere un simple parche: saber dónde está el equipaje perdido no nos sirve de mucha ayuda una vez que el equipaje no ha llegado a la cinta”, dice Richard A. Altomare, CEO de Universal Express
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