Cuidados domésticos de alta tecnología
La existencia de una población de avanzada edad que opta por quedarse en su hogar está provocando la aparición de nuevas soluciones y tecnologías. Tan solo en Estados Unidos, el mercado de las tecnologías pensadas para asistir a los mayores que se quedan en sus hogares generará 20.000 millones de dólares en 2020, según datos de Aging in Place Technology Watch.
El grueso de la generación que protagonizó el “baby boom” ha alcanzado la edad de jubilación, y las personas cada vez viven más tiempo. Todo ello está alterando el paisaje demográfico en muchos lugares del mundo.
La mayoría de las personas mayores prefiere seguir viviendo en sus casas mientras le sea posible, tal y como confirma un estudio de la AARP (American Association of Retired Persons): el 80% de los mayores de 45 años afirma querer seguir viviendo en sus hogares, aun cuando para ello necesiten asistencia.
En el contexto de un sistema sanitario ya afectado por estrecheces presupuestarias, es lógico que los gobiernos fomenten la tendencia de quedarse en casa en vez de invertir en costosas instalaciones de retiro. Pero tener a la gente en sus casas exige invertir en equipos, tecnología y diseño para asistir a los ancianos y a sus cuidadores.
Esta tendencia a “Envejecer en Casa” está obligando a constructores e interioristas a equipar los hogares con prestaciones que asistan a la tercera edad. “Muchos ancianos viven en casas que no fueron pensadas para envejecer en ellas”, dice John Migliaccio, director de investigación y gerontología del Metlife Mature Market Institute. “Son hogares diseñados para criar hijos, lo cual crea una situación incongruente. Las viviendas no han evolucionado a la par que las necesidades.”
Migliaccio detecta una aceptación creciente, por parte de constructores e interioristas, hacia un diseño universal que asegure una mínima necesidad de esfuerzo y un tránsito fácil y sin obstáculos, permitiendo a las personas adaptar a sus hogares a medida que envejecen. Duchas de acceso directo, asideros, entradas fáciles a los hogares y tiradores en vez de pomos son varios de los recursos que facilitan la vida a las personas mayores.
“Enfermedades como la artritis son más frecuentes entre las personas mayores, y tanto los tiradores como las entradas sin llave facilitan mucho el paso de una habitación a otra”, apunta Migliaccio. “Las llaves-tarjeta, hasta ahora utilizadas por organismos oficiales, empresas y hoteles, se empiezan a usar mucho a nivel residencial, así como el control de entradas, que además facilita a los cuidadores el acceso a las viviendas. Si diseñas algo que mejore la vida de las personas mayores, este se convertirá a su vez en algo mejor y mas habitable para todas las personas, independientemente de su edad.”
En un estudio realizado en 2009 por Metlife entre consumidores de más de 55 años, el acceso a banda ancha de Internet era la mayor preocupación del 83% de los encuestados. La seguridad doméstica era el segundo tema de mayor importancia, para un 55% de los participantes.
“El portero automático en la entrada, las automatizaciones domésticas o los interfonos con vídeo son tecnologías de seguridad que conocen [los encuestados], y quieren contar con ellas”, afirma Migliaccio. “Las nuevas tecnologías no suponen una barrera para las personas de mayor edad.”
El acceso a banda ancha de Internet se convierte en un tema muy crítico cuando se instalan servicios como la llamada “teleasistencia médica”, en la que médicos o enfermeras supervisan a distancia la presión sanguínea, el pulso o la medicación de una persona mayor. El acceso a internet también es vital para la tecnología de “Hogares Inteligentes”, que está jugando un papel importante en el soporte de la seguridad (personal y de bienes) y comodidad en el hogar. Así, se pueden automatizar o controlar a distancia ventanas, cerraduras e iluminación para ayudar a aquellos residentes con limitaciones físicas.
Dichas soluciones requieren un suministro energético constante; de hecho, Migliaccio opina que cada vez es más importante contar con un sistema de alimentación de emergencia en casa, sobre todo para las personas de edad mas avanzada.
Linear produce soluciones de asistencia y seguridad para ancianos en sus hogares; entre estas se incluyen los Personal Emergency Reporting Systems (PERS). Pulsando un botón en un transmisor que suele ir instalado en un colgante o una muñequera, el usuario se comunica de forma instantánea con una central en caso de emergencia.
Según Chuck Stevens, vicepresidente del departamento sanitario de la compañía, el número de unidades que vende la compañía crece año tras año. Linear tiene pensado añadir prestaciones de predicción y análisis a los PERS, lo cual permitirá, por ejemplo, dar información a distancia sobre la respiración y el pulso sanguíneo y los niveles de glucosa, así como otros datos que enfermeras y médicos pueden necesitar para realizar diagnósticos.
Los monitores de alerta pasiva, como el Passive Infrared Detector de Linear, supervisan los movimientos para predecir los actos del cliente. En palabras de Stevens: “Las líneas de infrarrojos reconocen ciertos patrones en la forma de moverse de las personas; estos hábitos diarios se van acumulando con el tiempo y son utilizados después para predecir las actuaciones de los clientes. Si algo interrumpe dicho patrón, el cuidador puede reaccionar y contactar con la persona para saber si se encuentra bien. De ese modo, contamos con una capa adicional de protección de cara a la seguridad personal.”
Las familias y los cuidadores pueden comprobar también cómo se encuentran los ancianos por medio de sistemas de gestión de seguridad que combinan soluciones de vídeo con detectores de movimiento. Pero Stevens afirma que el alto coste de los sistemas de CCTV y el carácter intrusivo de las cámaras son factores disuasorios. “Es una cuestión de privacidad”, explica. “Aunque esa cámara no filma nada hasta que la alarma la dispara, las personas suelen sentirse incómodas en presencia de cámaras, debido a las implicaciones de “gran hermano” que traen asociadas.”
Con todo, él ve “una creciente confianza en la tecnología y en equipos más inteligentes que ayuden a las personas a permanecer en casa”, a lo cual añade: “Si podemos ayudar a alguien a vivir en su casa un par de años más, habremos ahorrado a este cliente y a su familia cientos de miles de dólares mensuales en gasto potencial para cuidados.”
En la Universidad de Waseda, de Tokio (Japón), los investigadores del proyecto Twendy-One están desarrollando robots para ayudar a los japoneses a contrarrestar la escasez de cuidadores que plantea una población cada vez más envejecida. “En una sociedad que envejece y cuyo índice de natalidad disminuye, nos ayuda mucho contar con máquinas que ayuden a las personas; un ejemplo son los robots simbióticos humanos que se utilizan en centros de asistencia, hospitales, instalaciones públicas, fábricas y hogares”, explica Shigeki Sugano, catedrático del departamento de ingeniería mecánica moderna.
Estos robots se están diseñando para facilitar actividades cotidianas como recoger objetos o ayudar a las personas a salir de la cama. Sugano insiste en que el objetivo de los investigadores no es sustituir a los humanos por robots, sino ayudar a las personas que cuidan de los ancianos.
“En la asistencia, lo más importante es cómo adaptarse a cada persona. Todos tenemos características físicas y mentales distintas: cuando un robot ayuda a un ser humano, debe ser muy consciente de esas características.” En opinión de Sugano, este objetivo se puede alcanzar.