Comunicación en el campo corporal

¿Te imaginas abrir o cerrar una puerta simplemente tocando el pomo? ¿O ser capaz de imprimir un documento poniendo una mano en la impresora y la otra en el portátil? Puede que suene a ciencia ficción, pero se trata de una posibilidad muy real gracias a una nueva tecnología de comunicación a corta distancia llamada RedTacton. Esta tecnología, desarrollada por primera vez por la compañía japonesa NTT (Nippon Telephone & Telegraph) en 2005, lleva la comunicación inalámbrica un paso más allá al sustituir las ondas de radio que se utilizan para transmitir con Bluetooth, IR y otras tecnologías similares por el pequeño campo eléctrico que emite el cuerpo humano.

Según NTT, este avance supone el nacimiento de las redes de áreas humanas, o Human Area Networking (HAN), una red en la cual la comunicación tiene lugar por medio de transceptores instalados en aparatos como ordenadores y cámaras, y en etiquetas que se llevan, por ejemplo, en el bolsillo del usuario. La conexión no comienza hasta que éste toca físicamente dos aparatos que tengan Red Tacton incorporado, como por ejemplo un portátil y una impresora. NTT lo describe como una tecnología “intuitiva y natural”, señalando que cualquier movimiento humano – ya sea tocar o agarrar algo, o bien sentarse, caminar, etc. – puede servir para disparar una acción de cierre o apertura, encender o apagar cualquier equipo, u obtener datos.

Identificación automática
Para el sector de la seguridad, esta tecnología abre el camino a toda una nueva generación de sistemas de control de accesos no basados en mandos a distancia o en tarjetas de acceso dependientes de ondas de radio sujetas a interferencias. Esta tecnología usa una vía de transmisión que se establece entre el cuerpo de la persona portadora de la llave-tarjeta RedTacton y un transceptor RedTacton instalado en, por ejemplo, un pomo o en el suelo. La persona es identificada de manera automática al tocar el pomo o pisar el suelo, y la vía de transmisión queda desconectada en el momento en que el cuerpo y el transceptor se separan físicamente.

Partiendo de esta tecnología, NTT y Hitachi han desarrollado un sistema de identificación humana que se podría utilizar para aplicaciones de seguridad, mientras que una compañía cerrajera se ha encargado de diseñar y fabricar el pomo equipado con RedTacton. Además de esto, la empresa de seguridad francesa Vachette está trabajando en un sistema de control y seguridad inalámbrico para hogares en el cual el uso de RedTacton añadiría un toque más de comodidad y facilidad de manejo al residente. Christian Pont, director del departamento técnico, lo explica así: “Las pruebas preliminares muestran que RedTacton puede ser muy útil para cerraduras de puerta motorizadas. Al salir de casa basta con tocar la manilla para cerrar la puerta. Ni siquiera hace falta pulsar un botón o usar un mando a distancia.”

Transmisión por superficie
En vez de ondas de radio, RedTacton utiliza un cristal electro-óptico que transforma la electricidad en datos, logrando una comunicación dúplex (en ambas direcciones) a través del cuerpo humano a una velocidad máxima de 10 Mbps. Y aunque la idea de usar nuestro propio cuerpo como dispositivo de comunicación pueda asustar un poco, NTT aclara que la transmisión nunca llega a penetrar por debajo de la piel, con lo que el usuario no se ve expuesto a más electricidad que cuando habla con su móvil. Además de ello, el transceptor viene protegido por una capa aislante.

Según NTT, otra ventaja de RedTacton – frente a tecnologías de transmisión que emplean ondas de radio – es que la velocidad de transmisión no se deteriora en áreas congestionadas en las que muchas personas se comunican a la vez. Entre los atributos de RedTacton figura también el ser muy adaptable para sistemas que incorporan puertas basculantes, dispositivos de autenticación biométrica de huellas dactilares, sensores de inmersión-detección o equipos de seguridad.

Además de usos de oficina, RedTacton ofrece toda una gama de opciones de comunicación que pueden resultar muy útiles. Por ejemplo, permite transferir imágenes desde una cámara con tan sólo tocar el ordenador cuando tenemos la cámara colgada del cuello. Y puesto que los datos pueden pasar de un cuerpo humano a otro, también se pueden intercambiar tarjetas de negocios electrónicas con un simple apretón de manos, compartir archivos musicales con tan sólo bailar con las mejillas pegadas, o intercambiar números de teléfono con un beso.

De este modo, la comunicación corporal entra en un nivel completamente nuevo.

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