Cerrando la puerta a las bacterias

Según el British National Audit Office, 300.000 personas cogen infecciones en los hospitales británicos cada año, y un mínimo de 5.000 mueren como resultado de ello.

Una de las vías más comunes de contagio en hospitales es la “contaminación cruzada”: una persona toca una superficie en la que hay bacterias, y las transporta a otro lugar. El mobiliario de puertas es una zona especialmente sensible, ya que se utiliza muchas veces al día, y a menudo justo antes de que un miembro del personal vaya a examinar a un cliente. Una enfermera abre la puerta antes de cambiar de ropa a un enfermo; un visitante abre una puerta antes de besar o estrechar la mano a un paciente.  

La manera tradicional de combatir este tipo de contaminación a través de superficies es limpiarlas regularmente con desinfectantes. Pero esta limpieza puede ser superficial e inadecuada, llegando a contribuir en ocasiones a la transmisión de bacterias. Una solución mejor sería crear superficies que por sí mismas eliminaran las bacterias sin intervención alguna de los seres humanos.  

Dichas superficies existen. Ciertos metales parecen matar las bacterias de manera eficaz evitando la absorción por respiración, inhibiendo la reproducción y atacando su metabolismo, aunque no está del todo claro cómo lo hacen. El titanio y el níquel gozan de buena prensa al respecto, pero los dos metales estrella en este terreno son el cobre y la plata.  

El cobre exterminador
El cobre y sus aleaciones se usaban hace años para fabricar artículos como grifos, manillas de puertas y palas de empuje, pero en general fueron sustituidos por el acero inoxidable. Este es fácil de limpiar, pero no actúa en modo alguno contra la contaminación bacteriana de las superficies.  

Por tanto, puede que haya llegado la hora de recuperar el cobre. La Copper Development Association (CDA) ha recibido ya la aprobación de la Environmental Protection Agency (EPA) de Estados Unidos en base al hecho de que el cobre sin recubrimientos elimina más del 99,9% de cinco tipo distintos de bacterias en dos horas de contacto.  

“Se testaron cinco aleaciones empleando las cinco bacterias”, dice Jim Michel, manager de Servicios Técnicos de la CDA. “Nos referimos a aleaciones con un contenido mínimo de cobre (un 60%), que es la composición estándar de la mayoría de las aleaciones. Por debajo del 60%, la eficacia tiende a disminuir.”  

El cobre puro es sin duda muy eficaz, pero en modo alguno ideal para el mobiliario de puertas: es suave y pierde lustre con gran facilidad, y además el uso de ceras, limpiametales o recubrimientos puede impedir que los iones de cobre realicen su labor de exterminio. Aleaciones como el bronce y el latón son más duras, y resultan casi igual de efectivas.  

La guerra contra las bacterias
La plata no puede utilizarse de la misma forma, ya que el coste de fabricar mobiliario de puertas de plata sería prohibitivo. Pero usar pequeñas cantidades de plata iónica puede ser una solución muy eficaz. La compañía Agion Technologies fabrica un polvo de zeolita que contiene iones de plata, a veces mezclados con zinc o cobre. Los estudios demuestran que este polvo también puede reducir los niveles bacterianos en más de un 99%,9 en tan sólo dos horas.

En palabras de Joel Makhluf, del departamento de marketing de Agion: “Nuestra especialidad son los antibacterianos de plata, y a menudo nos asociamos con distintos fabricantes para añadir esta prestación a sus productos.”

Este aditivo tiene usos diversos. Además del ámbito sanitario, podemos encontrarlo en sistemas de aire acondicionado, teclados y ratones para ordenadores, teléfonos móviles e incluso en zapatillas deportivas (para evitar el olor del sudor).

Se emplea también en los recubrimientos para cerraduras, tiradores y otros productos de hardware arquitectónico. El producto, conocido como MicroShield™, es suministrado por Agion a través de Dupont, y se utiliza no sólo en hospitales, sino también en colegios, hogares de ancianos, laboratorios, oficinas y viviendas; en resumen, allí donde la contaminación cruzada pueda ser un problema.  

En Estados Unidos, por ejemplo, se está vendiendo MicroShield a los colegios, y los motivos están muy relacionados con la higiene: es un inhibidor del crecimiento de bacterias, hongos y moho. “Una ventaja adicional es que aumenta el índice de asistencia a clase, desde el momento en que las bacterias y virus no se pueden transferir fácilmente a superficies de “alto contacto” como son tiradores, manillas de puertas y objetos similares”, afirma Robb Tibbling, director de Desarrollo Comercial para Mercados de Usuarios Finales de ASSA ABLOY Door Security Solutions.  

Según él, en un principio ASSA ABLOY se interesó por el producto tras conocer la labor de Agion en el sector sanitario. “Contaban ya con una gran experiencia en productos sanitarios muy delicados, como por ejemplo los catéteres”, explica Tibbling.  

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