Abriendo la puerta verde
Desde que el primer hombre de las cavernas tuvo la idea de proteger el refugio familiar tapando el hueco de entrada con una manta, las puertas han sido un elemento clave para la comodidad y la seguridad de los hogares. Hoy en día, los fabricantes de puertas (y los consumidores) deben preservar los recursos naturales y tener en cuenta la sostenibilidad medioambiental… si no queremos presenciar un retorno a la Edad de Piedra.
Todos, desde los arquitectos hasta las constructoras pasando por los propietarios, podemos contribuir de muchas maneras a mejorar la eficacia energética de puertas y ventanas. En Inglaterra, por ejemplo, el Energy Saving Trust ha calculado que la instalación de puertas y ventanas ecológicas puede reducir la factura de la electricidad hasta en un 20%.
Pero instalar nuevos equipos no es el único camino para vivir en un planeta más verde. Los propietarios pueden contribuir en gran medida a la conservación de energía (y a unos gastos menores) simplemente siendo conscientes de cuánto consumen. Esto antes era muy difícil de calcular, pero la tarea se ha simplificado mucho con la aparición de nuevos sistemas inteligentes de control doméstico de compañías como Manodo, cuya nueva Sbox, desarrollada conjuntamente con ASSA ABLOY, ofrece no sólo control de accesos, sino también lecturas de consumo. Una vez que se sabe cuánto se gasta, es más fácil reducir.
Formas de ahorrar energía
Los fabricantes de puertas están jugando un papel importante de cara a la sostenibilidad, diseñando puertas que contribuyen a la conservación de la energía. La compañía estadounidense Curries, por ejemplo, ha añadido una junta aislante opcional a los marcos de sus puertas para lograr una mejor protección contra la pérdida de calor. Con este accesorio, bautizado “CURRIseal” (“seal” es “sello”), el marco proporciona protección térmica a un coste muy rentable, evitando que el calor (o el aire fresco, si lo que el clima requiere es aire acondicionado) salga del edificio.
Curries lucha por emplear elementos reciclados y otros materiales ecológicos en la construcción de sus puertas y marcos, dice Dave Goetzinger, manager de marketing. “El acero es uno de los productos que más se reciclan en Estados Unidos, y el acero que nosotros utilizamos contiene un mínimo del 27% de materiales reciclados, lo cual nos ayuda a cumplir con los criterios LEED del Green Building Council estadounidense (Véase el artículo relacionado) sobre contenidos reciclados.”
Graham, otra empresa estadounidense especializada en la fabricación de puertas de madera, también busca constantemente nuevas formas de emplear materiales renovables y reciclados. Un ejemplo es la sustitución de madera recién cortada por la agrofibra, que se fabrica con el trigo y la paja sobrantes de las cosechas. Si hasta ahora estos materiales eran tratados como residuos, ahora forman parte de un nuevo material que puntúa muy alto en LEED, sobre todo por el uso de materiales rápidamente renovables – la madera también es renovable, por supuesto, pero no con tanta rapidez -.
Otro forma que tienen los fabricantes de puertas de madera como Graham de ayudar a los edificios a obtener más puntos LEED es evitar el uso de productos químicos que supongan un riesgo para la salud y desprendan emisiones, como la urea-formaldehído (que hasta hace poco era un componente habitual de productos de madera laminada como la madera contrachapada).
“Tras el paso del huracán Katrina, algunos vecinos tuvieron problemas respiratorios durante mucho tiempo, ya que los trailers que se utilizaron como refugios provisionales habían sido equipados con madera contrachapada muy alta en urea-formaldehído”, señala Goetzinger.
El poder de las personas
Por último, hay puertas que no se limitan a conservar la energía. La empresa holandesa Boon Edam, por ejemplo, ha desarrollado una puerta giratoria capaz de generar energía nueva cada vez que alguien pasa por ella. Este concepto, que ya está en funcionamiento en la estación de trenes de Driebergen-Zeist, en los Países Bajos, viene equipado con un generador que se alimenta de la energía humana que recoge la puerta, a la vez que controla la velocidad de rotación de la puerta.
El techo de la puerta giratoria es de un cristal de seguridad que hace visible la tecnología empleada. Un juego de super-condensadores almacena la energía generada y garantiza un suministro consistente de las luces LED de bajo consumo que hay en el techo. Si estas luces consumen toda la energía almacenada, la unidad de control se conecta al suministro energético alternativo del edificio, lo cual garantiza que la puerta esté iluminada a todas horas, incluso en aquellas horas en las que el tráfico de pasajeros es mínimo.
Los medidores LED del interior de la puerta indican la cantidad de energía que se está generando. Cuando se pasa por la puerta a baja velocidad, la escala se sitúa en la zona roja o naranja, mientras que un paso normal o rápido lleva a los medidores a la zona verde, indicando que se ha generado una cantidad significativa de energía eléctrica.
Otro indicador LED situado en la unidad de control muestra cuándo la iluminación de la puerta giratoria procede de la energía humana o del suministro principal. Se pusieron pegatinas con la frase “Human Powered Energy” en las puertas para que los usuarios fueran conscientes de su contribución a este edifico ecológico. La cantidad total de energía acumulada que generan estas puertas giratorias aparece indicada en un gran panel.