¡Ábrete, Sésamo!

A no ser que vivas en una remota zona rural, es raro que no utilices puertas automáticas a diario. Desde comercios minoristas a estaciones de tren, aeropuertos e instalaciones sanitarias, esa ayuda tan útil siempre está ahí; lo que ocurre es que sólo nos acordamos de ellas cuando no funcionan.

Casi todos los operadores de puertas funcionan también como cerraderos, y además de facilitar ayuda personal realizan tareas tan vitales como la separación de zonas climáticas distintas, contribuyendo también a la comodidad personal y a la seguridad por medio de la reducción de ruidos e impidiendo el acceso a visitantes no autorizados.   

“Se encargan de que la puerta se abra para la persona adecuada en el momento adecuado”, dice Bertil Skogum, manager de producto de Besam, una empresa perteneciente a ASSA ABLOY Entrance Systems.

Las puertas automáticas se dividen normalmente en tres categorías:

Las puertas batientes son a menudo puertas tradicionales, con bisagra, a las que se ha instalado un operador de puerta que permite un acceso más fácil o una mayor comodidad para los visitantes.  

Las puertas correderas se encuentran a menudo en lugares por los que debe pasar un gran número de personas con la mayor rapidez, como por ejemplo en trenes subterráneos o en supermercados.  

Las puertas giratorias, que preservan la temperatura de un interior en estaciones de tren o de autobús, por ejemplo, son especialmente adecuadas para regiones en las que la temperatura de los interiores es muy distinta de la del exterior.  

La severidad del clima fue, de hecho, uno de los factores clave que impulsaron el desarrollo de las primeras puertas automáticas en los años 50. Dos tejanos, Lew Hewitt y Dee Horton, decidieron diseñar una solución al mal funcionamiento de las puertas correderas de la época, debido a la gran fuerza que tenía el viento en Corpus Christi.  

En Estados Unidos, el boom de los supermercados en los años 50 y 60 situó a las puertas automáticas en el centro de la vida cotidiana de todo el continente. “El sector minorista motivó el desarrollo de las puertas correderas automáticas, puesto que éstas ofrecían una ventaja competitiva y contribuían a la comodidad de la clientela”, dice Skogum.

Haciendo la vida más fácil
Los hospitales y centros sanitarios fueron otro foco importante para el desarrollo inicial de las puertas correderas automáticas, puesto que mejoraron radicalmente las condiciones laborales del personal que se encargaba de trasladar camas o cargar con camillas y equipo, muchas veces con prisa. También redujeron la necesidad de que hubiera personal adicional a mano para sujetar una puerta abierta.

“Actualmente, los mayores usos siguen siendo la comodidad y la asistencia”, afirma Skogum. El sector sanitario y el hostelero también se benefician de las ventajas en cuanto a higiene que supone abrir puertas sin necesidad de contacto.

Una aplicación bastante insólita es la del Icehotel, en el norte de Suecia, y la nueva cadena de Icebars que se han abierto por todo el mundo; en ellos, la función de las puertas automáticas es garantizar la diferencia entre temperaturas muy distintas y preservar temperaturas inferiores a 0º en el interior del bar.

En el Icehotel, Besam recibió el encargo de crear una entrada automatizada segura y cómoda que pudiera funcionar perfectamente a temperaturas entre 5 y 10 grados bajo cero. El hotel quería también una entrada que no sólo encajara a la perfección en un interior tan único, sino que además contribuyera a realzarlo a nivel estético.

Las puertas automáticas correderas y batientes de Besam fueron seleccionadas tanto por su diseño como por su funcionalidad, dice Skogum: “Los paneles de cristal de la puerta, que suelen estar empañados por las condiciones térmicas naturales, apenas se distinguen del hielo que hay por todo el edificio.”  

Mercado doméstico
Si bien es poco probable que los “icehotels” e “icebars” vayan a convertirse en aplicaciones de uso generalizado, el uso residencial sí presenta un mercado futuro potencialmente enorme, que viene impulsado en parte por los cambios demográficos y el envejecimiento de la población en los países desarrollados. “Cada vez hay más personas mayores recibiendo cuidados en sus hogares, no teniendo así que trasladarse a un centro de asistencia y abandonar sus hogares, lo cual es cada vez menos deseable tanto a nivel de coste como de calidad de vida”, señala Skogum.

Para satisfacer esta necesidad emergente, los hogares privados deben estar equipados con una serie de ayudas (por ejemplo, puertas automáticas interiores) que faciliten la vida a las personas con menor movilidad. Se trata de un mercado futuro que requiere un nuevo tipo de solución, con retroinstalaciones de bajo coste, afirma Skogum.

Otro factor que está impulsando la demanda de soluciones a precios relativamente asequibles es la legislación de países como Estados Unidos y el Reino Unido, según la cual todas las instalaciones destinadas al público deben incluir como mínimo una entrada adaptada a los ciudadanos con discapacidades físicas. La nueva solución de Besam fue desarrollada para satisfacer los requisitos de este mercado.  

Así, ello ha dado lugar a un gran número de actualizaciones como la construcción de rampas y la retroinstalación de operadores de puertas batientes en muchos recintos, desde bibliotecas y colegios hasta comisarías y centros médicos.  

Bienes y personas a salvo
Las cerraduras y el control de accesos electrónicos a menudo forman parte de un sistema integrado. El “cerebro” de muchas puertas automáticas es una unidad de control que reacciona a los estímulos del exterior, como por ejemplo un radar que detecta a las personas que quieren entrar, o un interruptor especial para aquellos visitantes que deben usar una silla de ruedas.  

Se podría pensar que las puertas batientes que se abren de forma automática son la pesadilla de cualquier encargado de seguridad, pero los operadores de puertas tienen la inteligencia suficiente para dotar de seguridad tanto a bienes como a personas.   

La necesidades básicas de los usuarios no han cambiado mucho, pero el modelo estándar de operador de puertas cada vez es más tecnológico, dice Skogum. “La interconexión entre operadores, sensores y control electrónico de accesos implica que las puertas automáticas cada vez son más inteligentes.”

Por ejemplo, los operadores de puertas podrán informar de cuándo es necesario llevar a cabo el mantenimiento, y la velocidad a la que operan se puede ajustar a la velocidad a la que se acerca cada visitante. Las puertas también informan automáticamente de si están bien cerradas.

“La información compartida es clave, y va a ser el factor que determine los modelos comerciales y el valor para el cliente en, por poner dos ejemplos, los controles de acceso customizados que se basan en el reconocimiento de rostros y la velocidad de puertas adaptada al clima. Los operadores de puertas van a ser parte integral de los sistemas inteligentes”, concluye Skogum.  

¡Sonríe, Sésamo! Cada día eres más inteligente…   

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